9.3.15

Lo que más le repugna de los filósofos es el proceso de vaciamiento de su pensamiento. Cuanto más a menudo y hábilmente emplean sus términos fundamentales, tanto menos queda del mundo que los rodea. Son como bárbaros en el interior de una casa alta y espaciosa, llena de obras maravillosas. Ellos están ahí en mangas de camisa y lo arrojan todo por las ventanas, de forma metódica e imperturbable: sillones, cuadros, bandejas, animales, niños, hasta que no quede nada, salvo espacios totalmente vacíos. A veces también salen volando las puertas y las ventanas. Queda en pie la casa desnuda. Y ellos se imaginan que con estas devastaciones todo está mejor.

El sabio olvida su cabeza.

Elias Canetti
La provincia del hombre