1.12.13


Francesca Woodman


El símbolo como signo que remite a un significado inefable e invisible, y por eso debe encarnar concretamente esta adecuación que se le evade, y hacerlo mediante el juego de las redundancias míticas, rituales, iconográficas, que corrigen y completan inagotablemente la inadecuación.

Gilbert Durand
La imaginación simbólica

Los objetos de orden mágico (simbólico) tienen un gran lugar en mi vida. Tomaré un único ejemplo.Una de mis veneraciones es Arnold Schönberg. Cuando me enteré de que había vivido casi un año en Barcelona, en el n.º 13 de la calle Britz, cerca del sublime barrio de Vallcarca, un gueto espiritual insuperable, me lancé inmediatamente a descubrir los lugares santificados por el sacerdote de los Doce Tonos. Busqué como un loco un vestigio de su paso por este espacio casi campestre, pues se trata de un lugar fuera de la ciudad, cerca de una pequeña colina. Pensé que era posible encontrar algo que me revelara la proximidad de un hombre muerto en 1951 en California y que había residido en este lugar veinticuatro años antes. Finalmente, encontré un trozo de arbusto quemado: con un cuidado devoto, lo cogí y me lo llevé a casa donde lo conservo. Este "resto de fuego" me dice más sobre Schönberg que todos los libros y que todas las partituras musicales. Así es como llevo mi vida y mis problemas, como todos los hombres, ante la muralla invisible del destino.

Juan Eduardo Cirlot
Respuesta al cuestionario de André Breton sobre L´Art magique.