5.6.15

Estudio de César Barrio

En ese día en que la luz había como destruido la realidad, ésta se había concentrado en unas criaturas oscuras y transparentes que por contraste daban una impresión de vida más penetrante, más cercana: las sombras.

Sombras resguardadas y furtivas, ágiles y silenciosas, prestas a deslizarse al primer remolino de luz debajo de la piedra, a esconderse en algún resquicio, y prontas, pasada la amenaza del rayo, a volver junto a la roca o al alga, bajo el sol desmenuzador de los acantilados y del Océano descolorido cuyo adormecimiento parecían velar, guardianas inmóviles y ligeras, que dejaban asomar a flor de agua su cuerpo viscoso y la mirada atenta de sus ojos oscuros.

Marcel Proust
A la sombra de las mujeres en flor. A la busca del tiempo perdido.

"Bajaba yo por una calle y mi sombra me acompañaba a lo largo del muro. Pensé: quizás sea útil para mis pinturas: extendía la mano y arranqué mi sombra". Literalmente arrancada del contexto, la sombra, masa pictórica, empaña la lisura perfecta de los fondos rojos o anaranjados que enmarcan a las figuras.

Francis Bacon