19.3.16

Edward Steichen, Therese Duncan, The Parthenon, Athens, 1921

La duda acosa a la vida con su mordiente jauría desde su propio escenario hacia las gradas cada vez más elevadas y peligrosas del anfiteatro, hasta que se ve arrojada a los espacios glaciales y vacíos. Pero mientras su tesoro de formas cae desde este lugar al abismo, aquello que es capaz de crear ese tesoro sale volando con denuedo para alcanzar el dominio sobre un nuevo elemento. ¿Y quién sabe si detrás de todo esto no está viva desde un principio la nostalgia del vuelo?
Como los individuos se ven obligados a luchar por los nuevos valores en las formas existentes, introducen, sin sospecharlo, el germen de la descomposición en el mundo de estas formas. Pero, como ya hemos dicho, la putrefacción jamás altera el núcleo esencial; y una investigación sobre qué vías directas e indirectas sigue la vida valiosa para salvarse de esas invisibles y letales batallas de microbios entre dos épocas, ofrecería un espectáculo interesante. Toda muerte acontece en el lado sombrío de la vida, así como toda vida se nutre de la muerte.

Ernst Jünger
Anotaciones del día y de la noche