Se cree,
generalmente, que la atención prestada por los artistas del Renacimiento a la
naturaleza –su notoria pasión por la anatomía, la perspectiva, la teoría de las
proporciones, etc.- sólo tuvo por objeto la restitución correcta de cuanto
vemos a nuestro alrededor. Pero se podía decir exactamente lo contrario. En
muchos casos, en efecto, la excavación anatómica, la travesía perspectivista, la teorización de las formas no tienen más que
consecuencias desequilibrantes: puntos de referencia invertidos o aniquilados,
visión de las cosas abandonada a la extrañeza, a lo nunca visto, a las
paradojas. Y por medio de lo cual el espacio de nuestra visibilidad familiar se
distorsiona y se transforma en un lugar literalmente abierto, lugar de vacíos imposibles de colmar, lugar construido por lo
imprevisible y por el desafío al sentido común.
Georges Didi-Huberman
Ser cráneo