25.7.18

Friso del Partenón, British Museum


Recuerdo II
Éfeso

Hablaba sentado en lo que parecía
el vestigio de mármol de un pórtico antiguo;
a la derecha la llanura, ilimitada y vacía;
a la izquierda las últimas sombras bajaban la montaña:
"El poema está en todas partes. Tu voz
a veces viaja junto a él
como un delfín que acompaña brevemente
una balandra dorada al sol,
y otra vez desaparece. El poema está en todas partes,
como las alas del viento que agita el viento
por tocar un momento unas alas de gaviota.
Igual a nuestra vida y sin embargo también tan diferente,
como un rostro de mujer que cambia y sigue siendo el mismo
después de que ella se desnuda. Quien ha amado
lo sabe: a la luz de los demás
el mundo se arruina. Pero recuerda esto:
Hades y Dioniso son lo mismo".
Dijo y tomó el camino
que conduce al viejo puerto, sumergido ahora
bajo los juncos. El crepúsculo
como presto a la muerte de algún animal,
tan desnudo.
                      Lo recuerdo aún:
recorría las playas jonias, las conchas vacías de los teatros
donde sólo las lagartijas resbalan sobre las piedras secas.
Le pregunté: "¿Se llenarán de nuevo alguna vez?",
y el respondió: "Tal vez, en el momento de la muerte".
Y atravesó la orquesta gritando:
"¡Dejad que oiga a mi hermano!".
Y el silencio en torno nuestro era severo,
y no dejaba traza en el cristal del azul.

Yorgos Seferis
Mythistórima