1.3.20

L´etoile de mer, 1928. Man Ray


1.1
Historia y elegía son análogas. La palabra "historia" proviene de un antiguo verbo griego que significa "preguntar". Quien pregunta acerca de cosas, sus dimensiones, peso, ubicación, estados de ánimo, nombres, santidad, olor, es un historiador. Pero hacer preguntas no es inútil. Al preguntar sobre algo adviertes que tú misma eres sobreviviente, y debes asumirlo o diseñarlo de forma que por sí mismo un hecho se sostenga. Había un hombre llamado Hecateo que vivió en la ciudad de Mileto, una generación anterior a Herodoto y que no puede ser llamado "historiador" porque Herodoto es considerado el creador de tal papel, pero que compuso (alrededor de 500 a.C.) el Cómo dar la vuelta a la Tierra (con mapa) conteniendo esta (según veo) metáfora sobre su propia actividad:

De la mirra él hace un huevo tan grande como pueda sostener. luego, prueba a ver si logra sostenerlo. Después, vacía el huevo y pone a su padre dentro, y luego tapa el hueco. Con el padre dentro el huevo pesa lo mismo que antes. Habiéndolo tapado, lleva el huevo a Egipto, al templo del sol.
(Hecateo fr. 324 Fragmentos de historiadores griegos)

Hecateo está describiendo al sagrado fénix que vivía en Arabia pero visitaba Heliópolis, en egipto, una vez cada quinientos años para enterrar allí un padre. El fénix llora formando, pesando, probando, vaciando, tapando y cargando hacia la luz. Parece tener una visión clara de la necesidad. Y en las sombras que relucen sobre él mientras recorre el camino de Arabia hacia Egipto, tal vez él consiga ver la inmensidad del mecanismo en que está atrapado, la inmensa fragilidad de su propio vuelo, conformado como lo está de estas sombras que pasan incesantemente, cargadas de vuelta por el movimiento mismo que las devora, el movimiento del fénix, su preguntar.

1.3
Herodoto es un historiador que te forma en su lectura. Es un proceso que consiste en preguntar, indagar, recolectar, dudar, anhelar, probar, culpar y todo lo anterior, de pie y asombrados ante todas las cosas extrañas que el ser humano puede hacer. Hoy día lo más extraño que hacen los humanos, es sin duda -lo dice con firmeza- la historia. Este preguntar. Ya que con frecuencia no suele ofrecer una explicación clara y útil, de hecho, los seres humanos se sienten satisfechos con las formas más bizarras del responder, v.g. los escitas, quienes, cuando Herodoto intenta investigar el tamaño de su población, señalan una vasija que se encuentra en Exampeo. Esta hecha de las puntas de flecha fundidas que requería de cada escita, so pena de muerte, su rey Ariantes. Herodoto describe la vasija, ¿qué más puede hacer?

Seis veces más grande que aquella colocada por Pausanias en la entrada del Mar Negro. Para cualquiera que no la haya visto diré lo siguiente: fácilmente podrías verter 600 ánforas en la vasija de los escitas y el metal tiene un grosor de 6 dedos.
(4.81)

Herodoto nos dice que el rey hizo esta vasija con el fin de dejar tras de si un "recuerdo" o un "monumento" al número. El número mismo, quién lo sabe. La historia puede ser a la vez concreta e indescifrable. El historiador puede ser el perro de la historia que merodea en torno a Asia Menor recolectando fragmentos de silencio como zumbidos en su propia piel. Nótese que el vocablo "mudo"(del latín mutus) se considera por los lingüistas como una formación onomatopéyica que alude no al silencio sino a cierta opacidad fundamental del ser humano, que gusta de mostrar la verdad al permitir que se oculte. (Compare la palabra latina mutmut, representación del bisbiseo, que utiliza Apuleyo). (...) Para ponerlo de otro modo, hay algo de lo cual carecen los hechos. "Sobrepasamiento" es un concepto del que en alguna ocasión me habló un filósofo: das Unumgängliche, aquello que no puede conocerse en su totalidad. No puede ser eludido o visto por detrás. Y sobre el cual alguien recaba datos pero permanecen más allá de su alcance.

3.3
Queremos que otras personas tengan un centro, una historia, un relato con sentido. Queremos poder decir Esto hicimos y He aquí la razón. Crea un candado contra el olvido. ¿O no? Herodoto inicia la historia así. Primera oración:

De Herodoto de Halicarnaso ésta [es] su intención al mostrar su historia, para que no se extingan los hechos de los hombres ni las grandes hazañas de los griegos pasen al olvido, ni se oscurezcan las grandes y maravillosas hazañas de los bárbaros. Y expone la razón de por qué fueron a la guerra unos en contra de otros.
(1.1)

Él dice que quiere encerrar hechos para presentarlos e impedir que todo se desvanezca en la nada. Pero la relación entre las partes de esta oración, de este proyecto, de unos contra otros es oscura: [es] al inicio es agregado mío, la primera oración de la historia no tiene verbo principal. El historiador omite decir con exactitud qué acción lo vincula por medio de extinciones y desapariciones. lo que sí dice, en particular, es que tiene que ver con qué causa.

7.1
Quiero explicar el poema de Catulo (101). Catulo escribió el poema 101 y lo dedicó a su hermano que murió en la Tróade. Nada se sabe del hermano salvo su muerte. Catulo parece haber viajado desde Verona hasta Asia Menor para visitar el sepulcro. Tal vez recitara la elegía allí. Me fascinó este poema desde que lo leí por primera vez en la clase de latín, durante mis años de bachillerato y he intentado traducirlo varias veces. Nada en inglés logra transmitir la apasionada y lenta superficie de una elegía romana. Nadie (ni en latín) es capaz de acercarse a la dicción de Catulo, que en sus momentos de mayor tristeza tiene un aire de profunda alegría, como uno de esos árboles que hace temblar lo plateado de sus hojas contra el viento. Nunca logre la traducción del poema 101 como me habría gustado. Pero a lo largo de los años en que trabaje en ella, empecé a considerar la traducción como una habitación, no precisamente desconocida, donde se busca a tientas el interruptor de la luz. Tal vez nunca se termina. Un hermano nunca termina. Lo persigo. Él no termina.

Perseguir los significados de una palabra, perseguir la historia de una persona, inútil esperar que llegue un torrente de luz. Las palabras humanas carecen de interruptor principal. Tan sólo son chispazos en la oscuridad. Después, la luminosa, vasta, trémula, precipitada, contumaz y vociferante red que las une se aferra a tu mente al regresar a la página que estabas intentando traducir.

(...) De alguna forma se trata de una habitación de la que no puedo salir, y por lo mismo tal vez terrible. Al mismo tiempo, un lugar compuesto enteramente de entradas. No es asombroso, una entrada.

Anne Carson
Nox