24.6.11


Foto tomada en la casa-estudio de Vicente Pastor. César Barrio


Acerca de la metamorfosis. Cuando me dirigía hoy a comer, pasó por mi derecha una de esas furgonetas que utilizan las tiendas para repartir paquetes. Al volante iba sentada una mujer, de la que apenas podía verse algo más que la cabeza. En una de esas furgonetas suelen traerme habitualmente el petróleo con el que caliento mi estufa; una muchacha muy fea y con la cara destrozada conduce la furgoneta y llena luego mi bidón de petróleo. Siempre me ha interesado el destino de esa muchacha, pero apenas sé algo acerca de ella. Me pregunté si no sería ella la que acababa de pasar en esa furgoneta, y la miré lo más atentamente que pude. No fuí capaz de decidirlo, pero sentí que había fijado en mí su mirada. Tal vez uno o dos segundos después de que pasara me seguí preguntando si sería o no ella. Luego miré hacia la izquierda y tuve de pronto la sensación de que era yo el que iba pasando a gran velocidad frente a las casas, que se deslizaban a mi lado como si yo mismo fuera sentado en un vehículo. Esta sensación fue tan intensa e ineluctable que me puse a meditar sobre ella. No me cabe la menor duda de que se trata de un caso concreto y simple de aquello que yo denomino metamorfosis. A través de mi mirada, y de la que ella me devolvió, me había metamorfoseado yo en la muchacha que iba sentada al volante, y proseguía ahora mi camino en su furgoneta.

Elias Canetti
La provincia del hombre