Playa de las Catedrales, Ribadeo. Galicia
Escultura de Henry Moore
Aunque la figura humana es la que me interesa más en el fondo, siempre me han llamado mucho la atención las formas naturales, como los huesos, las conchas y los guijarros, etc.
Los guijarros permiten contemplar cómo la naturaleza trabaja la superficie de la piedra. Algunos de los guijarros que recogí incluso estaban perforados.
Un trozo de piedra puede estar perforado y no debilitarse: si el agujero tiene el tamaño, la forma y la situación adecuados. Por ejemplo, el principio del arco no pone en peligro su firmeza.
El primer agujero conecta un lado con el otro y, así, esa forma se convierte inmediatamente en un volumen tridimensional.
Un agujero puede tener más significado formal que una masa sólida.
Esculpir con aire es posible, cuando la piedra contiene sólo el agujero, que es la forma buscada y planteada.
El misterio del agujero: la enigmática fascinación de las cuevas en las laderas y los acantilados.
Para cada idea existe un tamaño adecuado.
Algunos pedazos de buena piedra han permanecido en mi estudio durante mucho tiempo, porque aunque tenía ideas que se adecuaban perfectamente a sus proporciones y al material, su tamaño era inadecuado.
Existe un tamaño a escala que no tiene nada que ver con el tamaño real, con las medidas en metros o centímetros, sino que está relacionado con la vista.
Una escultura puede tener un tamaño muy superior al real y sin embargo parecernos insignificante y pequeña; y una escultura de unas pocas pulgadas de altura puede parecernos inmensa, de una grandeza monumental, porque encierra una visión amplia. Por ejemplo, los dibujos de Miguel Ángel sobre la virgen de Masaccio y el Albert Memorial.
Lo diminuto y lo colosal entrañan una emoción específica.
Henry Moore
Ser escultor