23.11.11


Galería de La Salita, Roma, 1973.


En el blanco de Malevitch hay amarillo porque está presente el recuerdo del oro.
El dramatismo que hay en nuestro trabajo (a pesar del hecho de que se reconoce la tensión del cuadro) es porque el recuerdo del Laocoonte está vivo.
El espacio como moción del infinito.
La conquista de la libertad como búsqueda de la realidad y de los límites de una cultura.
El límite del metro.
La forma como dignidad y como punto de encuentro.
La forma como poder y como oposición.
La centralidad y el errante.
La centralidad de un texto humanista en una sociedad que prefiere el serialismo.
La batalla como historia.
La avanzada como historia.
El pueblo como historia.
La melancolía como propuesta.
La melancolía como tendencia históricamente reconocida.
La ideología de la perspectiva.
El punto donde los Divinos y los humanos tienen los mismos intereses.
La credibilidad nace del dominio de la fuente.



Estudio del artista, Roma, 1969.


Fuego
El fuego no es sólo calor, sino también fuente de luz. La lámpara de petróleo que iluminaba la escena del Guernica, o la vela, el rostro de la mujer junto a la mesa del cuadro de Latour, creaba sombras, marcaba los volúmenes y, con toques aquí y allá, determinaba la imagen.
La primera vez que he usado la lámpara de gas fue en 1957 para indicar el centro de una escultura, una margarita de metal, como para resaltarlo.
Después en París, en 1969, en la Galerie Lolas coloqué algunos fuegos a lo largo del muro, sobre una línea horizontal, a la altura de un hombre, para indicar el perímetro de la galería.
El fuego para mí equivale al papagayo (obra de 1967 presentada en la Galleria L´Attico de Roma): es algo vivo, que se vuelve hacia el exterior con agresividad. Pero ninguno de los dos, ni el fuego ni el papagayo, tendrían sentido sin su soporte de hierro. Están vivos, son reales, pero sobre todo son signos de una imagen construida sobre las relaciones; y, a fin de cuentas, para mí es pintura. Me pregunta si soy un pintor realista, la respuesta es no. El realismo representa y yo presento.



Palazzo Scolastico Gabrielli, Sab Benedetto del Tronto, 1969.


Muro
He construido muchas imágenes con fuego y muchas imágenes con muro. Muros de piedra, de maderos, de libros, de sacos. Muro recubierto de hojas de oro. Aunque también mis primeros cuadros con flechas y letras eran muros. Tenían las dimensiones de las paredes de mi casa, estaban pintados con colores para muros. Contra el muro apoyaba la tela, la quitaba y ponía otra. Todo esto es para decir que no he hecho nunca un cuadro de caballete. En 1969 en San Benedetto del Tronto tapié una puerta con piedras sin argamasa. La cavidad de la puerta me permitió construir esta imagen enteramente de piedra. No era una oclusión, era una imagen con las dimensiones de la puerta. Yo no tengo el problema de cerrar, sino, siempre, el de mostrar.



Kunstraum, Innsbruck, Austria, 2003.


Fundación Espai Poblenou, Barcelona, 1989.


La arcilla es materia, el hierro es materia, el papel es materia. Hay que extender el concepto de materia: materia es plasmar, materia que adquiere significado, materia que se hace significativa.
Un quintal de carbón, no plástico pintado de carbón, no es un peso abstracto. Un peso es lo que esconde, su historia, su moralidad. Para el artista un quintal de carbón es la historia moral de la estética.
Las cosas se hacen más reales, más verdaderas.
La materia que adquiere significado: encontrar el sentido de la materia y las obligaciones lingüísticas que eso implica, es decir, lo que se puede hacer delante de una cultura.



Platzverführung, Schwäbisch Gmünd, 1992.


De la relación con la tradición depende la posibilidad de hacer cosas más reales, más verdaderas. La verdad está en la relación -quizás sencilla, elemental- con la tradición. Tradición, no ilustración, cita. La tradición tiene aspectos muy amplios, no es localizable.
Tradición no significa exaltación del pasado, sino necesidad de volver a ordenar las acciones para tener un presente y no un equívoco.
Visión y tradición: la tradición es visionaria. El modo de leerla, de asumirla es visionaria. No existe tradición en frío. Los grandes visionarios son los apasionados lectores de la tradición, por lo tanto del metro.
En el arte y el amor no se puede ser turista: santos, revolucionarios, nunca turistas.
Todo esto hay que incluirlo dentro de un código, incluso férreo; de lo contrario se puede caer en la aproximación; la disponibilidad inicial se hace sentimental y pierde todo el peso que potencialmente tenía. Disponibilidad, tensión, también en los momentos de mayor crisis, apertura para volver a encontrar lo que, posiblemente, mañana ya no existirá.
La tercera ventana del segundo piso del Palacio Farnese es mi credo. En mi trabajo no puedo prescindir de aquella ventana: es una obligación.
Para destacar el papel está el hierro, un concepto de hierro atado al siglo pasado, una cosa que ya no existe. Lo "usas" dado que ya no existe.
Una nueva medida es una nueva humanidad.



Galería Elisabeth & Klaus Thoman, Grecia. 2009.


Château de Plieux, 1995.


Lo que puedo defender es una vieja idea; la medida de una hoja de papel  de 1 metro por 70 centímetros, y de una cama doble, y de los límites de una habitación y de una puerta.
Intentar introduciros en una peripecia formal que conserva del pasado el amor por el viaje.

Jannis Kounellis