11.11.12
Baptisterio de Florencia
En la puerta, la "esperanza" de Andrea Pisano. Aparece sentada, y levanta los brazos inútilmente en dirección a un fruto que no puede alcanzar. A pesar de ello, tiene alas. Nada hay más verdadero.
Atrani
Aquella escalera barroca arqueada que asciende suavemente hacia la iglesia. La verja que hay detrás. Las letanías de las ancianas en el Ave María: preparativos para difuntos de primera. Si te das la vuelta, la iglesia limita, como lo hace Dios mismo, con el mar. Todas las mañanas, la era cristiana va entrando en la roca, pero más abajo, entre los muros, la noche todavía se disgrega esparcida en los cuatro viejos barrios romanos. Callejas como pozos de ventilación. En la plaza del mercado hay una fuente. Hacia la última hora de la tarde, algunas mujeres. Y luego, soledad: el chapoteo arcaico.
Catedral de San Basilio de Moscú
Lo que la Virgen bizantina sostiene entre sus brazos sólo es un muñeco de madera de tamaño natural. Su expresión de dolor frente a ese Cristo cuyo carácter infantil apenas si aparece sugerido es más intensa que la que ella misma nos podría mostrar ante la imagen de un niño verdadero.
Catedral de Friburgo
Al sentimiento de pertenencia a una ciudad va siempre unido para sus habitantes, pero tal vez también para el propio recuerdo del viajero que la habitó por algún tiempo, el profundo sonido y la distancia con que los relojes de sus torres darán las campanadas.
Cielo
Salí en sueños de dentro de una casa y vi el cielo nocturno. Brillaba de manera espectacular. Pues, como se veían abundantes estrellas, las imágenes en que suelen agruparlas estaban presentes. Un león, una doncella, una balanza y otras muchas figuras clavaban su mirada firmemente en la Tierra, como densos grupos estelares. No se veía la Luna.
Walter Benjamin
Recuerdos de viajes