Hacía mucho tiempo que había hecho lo mismo con mis sueños. Mucho antes del comienzo del análisis, había a empezado a despertarme de noche para anotarlos en libretas negras de las que nunca me separaba. Muy pronto tuve tanta práctica que los sueños me llegaban escritos, con el título incluido. Pese al gusto que aún conservo por estos enunciados secos y secretos donde los reflejos de mi historia parecen llegar a través de innúmeros prismas, he terminado por admitir que estos sueños no habían sido vividos para ser sueños, sino soñados para ser textos, que no eran la vía regia que yo creía que serían, sino caminos tortuosos que me alejaban cada vez más de un reconocimiento de mí mismo.
4.11.22
DRFTRS (7405), 2020. Sterling Ruby
(...) se confunden para mí en el recuerdo de esta espera ante el cielo raso, en el desasosiego de mi mirada, que buscaba sin tregua en las molduras esbozos de animales, cabezas humanas, signos.
Del movimiento que me permitió abandonar estos ejercicios machacones y acuciantes y me brindó acceso a mi historia y a mi voz, sólo diré que fue infinitamente lento: fue el del análisis mismo, pero yo sólo lo supe después. Antes era preciso que se desmoronara esta escritura caparazón bajo la cual yo enmascaraba mi deseo de escritura, que se erosionara la muralla de los recuerdos hechos, que se desplomaran mis refugios raciocinantes. Era preciso que yo volviera sobre mis pasos, que retomara ese camino recorrido cuyos hilos había destruido.
De este subterráneo no tengo nada que decir. Sé que tuvo lugar y que, desde entonces, su huella está inscrita en mí y en los textos que escribo. Duró el tiempo en que mi historia se pone en orden: me fue dada un día, por sorpresa, con asombro, con violencia, como un recuerdo restituido a su espacio, como un gesto, como un calor reencontrado.
Cómo pienso
¿Cómo pienso cuando pienso? ¿Cómo pienso cuando no pienso? En este preciso instante, ¿cómo pienso cuando pienso en cómo pienso cuando pienso?
"Pensar/clasificar", por ejemplo, me hace pensar en "pensar/calificar", o bien en "prensa/fiscal", e incluso en "plastificar". ¿Eso se llama "pensar"?
Rara vez se me ocurren pensamientos sobre lo infinitamente pequeño o sobre la nariz de Cleopatra, sobre los agujeros del gruyer o sobre las fuentes nietzscheanas de Maurice Leblanc y Joe Shuster; todo se relaciona más con el garabato, el apunte, el lugar común.
Pero asimismo, ¿cómo, "pensando" (¿reflexionando?) acerca de este trabajo ("Pensar/clasificar"), llegué a "pensar" en el juego del carro, en Leacock, en Jules Verne, en los esquimales, en la Exposición de 1900, en los nombres de las calles de Londres, en los igames, en Sei Shônagon, en La dimanche de la vie, en Antemio y en Vitrubio? La respuesta a estas preguntas es a veces evidente y a veces totalmente oscura: habría que hablar de titubeos, de olfato, de sospecha, de azar, de encuentros fortuitos o provocados, o fortuitamente provocados: meandros en medio de las palabras; no pienso sino que busco palabras, en el montón debe de haber una que precisará esta vaguedad, esta vacilación, esta agitación que más tarde "querrá decir algo".
Se trata también, y sobre todo, de una cuestión de compaginación, de distorsión, de contorsión, de desvío, de espejo, por ende, de fórmula, como el párrafo siguiente querría demostrar.
Georges Perec
Pensar/Clasificar