Fondation Beyeler, Basel. Junio 2024 Foto: César Barrio
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Tenho épocas em que sonho muito. Uma vez sonhei que estando de visita a uma casa desconhecida sou assaltada por um enxame de pequeninas moscas pretas que me cobrem o rosto. Para me livrar delas pego num frasco de álcool e chego-o aos olhos. Todas as mosquinhas caem lá dentro. Então o álcool torna-se num líquido leitoso cheio de pintas pretas. Aos poucos nessa massa turva surgem formas geométricas: cubos, esferas, pirâmides, cilindros, tudo símbolos de uma ignorada escrita. São lindas. Encantada quero mostrá-las a toda a gente. Acordando, escrevo isso no meu caderno de apontamentos.
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Disseram-me há pouco que um célebre mestre espanhol bradava para os seus discípulos: não tenhais ideias, as ideias não deixam pensar! Será possível? Realmente, cogitei, quem poderá evitar que na coloração estóica do pensamento cristão penetre o flamejante masoquismo barroco?
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Sento-me à mesa de trabalho, destapo a máquina de escrever vou começar o meu retrato. Escrevo: Não vivo no meu endereço. Nunca vivi no endereço que dei. A singularidade da minha experiência reside na observância da singularidade da sua percepção. Paro e leio o que escrevi. Depois acrescento: A história do mundo atravessa-me.
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Confeccionar imagens é elaborar um roteiro para as mais imprevisíveis viagens porque as imagens constroem-se a si próprias na diferente observação. O criador de imagens é um cego a quem é dado ver numa pequena pausa fria.
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O apetite das formas. As dobras íntimas do sonho. Existo na procura. Vejo flores brancas emergindo de um lago como se fossem pássaros fixos embalados pela aragem. Há uma plasticidade mental que a escrita reinventa. O que atravessa a mente escorre da mão
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Os tentáculos da escrita. a escita é um polvo, um molusco versátil. Tem infinitos recursos. Escapa sempre. Abstractiza-se. Disfarça-se, adensa-se, adelgaça-se, esconde-se. Impele-se rápida. Compreende tudo: ascese, consolo íntimo, entrega; fluxos, refluxos, invasões, esvaziamentos, obstinação feroz. O seu rigor é místico. É uma infinita demanda. Perscruta o inaudito. Sideral Alice atravessa todas as portas, todos os espelhos. Cruza, descobre, inventa universos. A escrita é um fragmento do espanto, já alguém o disse
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O poeta é um pintor do mundo invisível. Eu sou um mar que em fogo ferve. Habito as ruínas de mim mesma. Frágil como um cabelo.
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Hay veces que sueño mucho. Una vez soñé que cuando visitaba una casa desconocida me atacaba un enjambre de pequeñas moscas negras que me cubrían la cara. Para librarme de ellas, cogía una botella de alcohol y me la ponía en los ojos. Todas las pequeñas moscas caen dentro. Entonces el alcohol se convierte en un líquido lechoso lleno de puntos negros. Poco a poco, aparecen formas geométricas en esta masa turbia: cubos, esferas, pirámides, cilindros, todos símbolos de una escritura desconocida. Son hermosos. Encantada, quiero enseñárselas a todo el mundo. Al despertar, lo escribo en mi cuaderno.
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Me contaron hace tiempo que un famoso maestro español solía gritar a sus discípulos: ¡no tengáis ideas, las ideas no os dejan pensar! ¿Será posible? Realmente, pensé, ¿quién puede evitar que penetre en el colorido estoico del pensamiento cristiano, el flamígero masoquismo barroco?
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Me siento en mi escritorio, destapo mi máquina de escribir y comienzo mi retrato. Escribo: No vivo en mi dirección. Nunca he vivido en la dirección que di. La singularidad de mi experiencia reside en observar la singularidad de tu percepción. Me detengo y leo lo que he escrito. Luego añado: La historia del mundo me atraviesa.
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Realizar imágenes es trazar un itinerario para los viajes más imprevisibles, porque las imágenes se construyen a sí mismas mediante observaciones diferentes. El creador de imágenes es un ciego a quien es dado ver en una pequeña pausa fría.
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El apetito de las formas. Los pliegues íntimos del sueño. Existo en la búsqueda. Veo flores blancas que emergen de un lago como si fueran pájaros fijos arrullados por la brisa. Hay una plasticidad mental que la escritura reinventa. Lo que pasa por la mente escurre por la mano
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Los tentáculos de la escritura. La escritura es un pulpo, un molusco versátil. Tiene infinitos recursos. Siempre se escapa. Se abstrae. Se disfraza, se espesa, se adelgaza, se esconde. Se impulsa rápida. Comprende todo: ascesis, consuelo íntimo, entrega; flujos, reflujos, invasiones, vaciamientos, obstinación feroz. Su rigor es místico. Es una búsqueda infinita. Escudriña lo inaudito. La Alicia sideral atraviesa todas las puertas, todos los espejos. Atraviesa, descubre, inventa universos. Escribir es un fragmento de asombro, como alguien dijo una vez
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El poeta es un pintor del mundo invisible. Soy un mar en el que el fuego hierve. Habito las ruinas de mí mismo. Frágil como un cabello.
Ana Hatherly
Tisanas