2.3.15


2 piezas de Dalila Gonçalves. Arco 2015, Madrid.


Dia

Como un oásis branco era o meu dia
Nele secretamente eu navegava
Unicamente o vento me seguia

Sophia de Mello Breyner


Chuva Oblíqua

Atravessa esta paisagem o meu sonho dum porto infinito
E a cor das flores é transparente de as velas de grandes navios
Que largam do cais arrastando nas águas por sombra
Os vultos ao sol daquelas árvores antigas...

Fernando Pessoa


Tu corazón se eleva sobre el negro horizonte
con un largo sonido de granada furiosa,
de brasa conmovida por obscuros temblores,
como un ángel surgido de tu materia dura.


Hay un permanecer entre relámpagos.
Hay un puro sentirse aparecido.

Hay un temblor brutal sobre las sombras.
Hay un desfiladero de esmeraldas.

Hay una conjunción de radiaciones.
Hay una esfera roja que se ensancha.

Hay una certidumbre de jazmines.
Hay un obscuro cántico inefable.

Hay un participar en los incendios.
Hay una dimensión resplandeciente.

Hay un significado en haber sido.
Hay un rumor de espiga o de manzano.

Hay una externa luz que nos golpea.
Hay un oro de soles transparentes.

Hay una ordenación de magnitudes.
Hay un conocimiento de lo abierto.

Hay un cuerpo desnudo entre los brazos.
Hay una roca ardiente que persiste.

Hay un sublime tránsito infinito.
Hay un camino blanco entre la niebla.

Hay un regreso cierto desde el humo.
Hay un cáliz, un agua, un pensamiento.

Juan Eduardo Cirlot


La apariencia de lo real siempre se nos presenta con fisuras, con alteraciones y dudas, como si la realidad misma no estuviese suficientemente fundamentada, como si en ella siempre se instaurase una brecha problemática que el fantasma justamente viniese a ocupar, pero que, precisamente a causa de su caracter excesivo somos incapaces de integrar.
El fantasma sería, así, lo que en definitiva es más real que la realidad misma, lo Real mismo insoportable, una posición ciertamente inhabitable.

Alberto Ruiz de Samaniego
Ser y no ser, esa es la cuestión