25.3.15

Siempre que he ido a Jouy-le-Vicomte, he visto perfectamente un trozo de canal, y luego, al volver una calle, veía otro, pero entonces ya no veía el anterior. Por más que los juntara en mi cabeza, no eran muy grande la impresión que me hacían. Desde el campanario de Saint-Hilaire es otra cosa, es toda una red que envuelve la localidad. Sólo que no se distingue el agua, se diría grandes grietas que cortan tan bien la ciudad en cuartos que parece un brioche cuyos pedazos siguen juntos pese a estar ya cortados. Para hacer bien las cosas habría que estar al mismo tiempo en el campanario de Saint-Hilaire y en Jouy-le-Vicomte.

Marcel Proust
Por la parte de Swann. A la busca del tiempo perdido.