10.3.18

Aborígenes australianos



Y tu cabeza de oro sobre el mar
inmóvil en su luz iridiscente
y tus ojos plateados en la negra
lluvia de eternidad sin movimiento.

Y tus blancos destellos en las hojas
de los árboles grises del no ser,
y tu voz con tu nombre nada más
Bronwyn, entre las hierbas milenarias.

Y mis oscuros labios del olvido
junto a los despiadados restos que
apenas si son signos que aparecen
tras los acantilados tenebrosos.

Juan Eduardo Cirlot