16.11.10
El misterio habita los lugares que el artista no ha sabido explicar, pero proviene como en retirada, de los lugares conocidos y de cómo han sido explicados por él. Cuanto más sensible y amplio es el lugar tocado con ignorancia, el misterio se hace más evidente y menos misterioso. La intención inteligente del artista, es desalojar al misterio totalmente. Por fortuna, sabe el artista que siempre queda algo imprevisto donde el misterio al reducirse, se violenta, se arrincona y se ilumina más misteriosamente.
El primer artista prehistórico es el que golpea con su mano débil, con su mano herida, en el muro y obtiene como conciencia de una respuesta. La respuesta de que el muro es un sitio en su imaginación que puede utilizar como una trampa.
Todos quieren decir algo, por ocupación, yo quiero no decir nada, dejar la huella, del vacío, de esto que uno no debe decir. Siempre pasa algo en la obra de arte. Yo no quiero que pase nada. Solamente una desocupación pasa y algo ocupa su sitio vacío. (...) Meter una pala en el aire y sacar el aire físico, dejar un vacío, una trasestatua, un escenario no, una habitación para la función de nuestra alma, para que nuestra alma funcione con esa intimidad, con el aislamiento que en lo absoluto apetece al hombre vivir en las horas de amyor peligro o desamparo y cuando toda la confianza en las cosas de la vida se pierde.
Necesito romper la conexión del Tiempo con el espacio, esto es, transformar el espacio de la realidad exterior en espacio de realidad interna, en espacialidad inmóvil, que quiere decir viviente fuera del Tiempo.
Lo que aligera la masa de la estatua tradicional es la imaginación fisiológica del espacio actual del mundo, es lo abstracto como nuevo concepto. No es suficiente una estatua sin peso para que sea viva.
El amor que se pone para la estatua es un amor sin horarios ni condiciones. Es el mismo amor que convierte a un hombre en ápostol, el que convierte a una piedra en estatua. Así todas las cosas pesan hacia arriba.
Centrar la escultura en los problemas de la luz, conseguir una luz propia, destilada por la propia forma con la sensación de inmaterialidad de la estatua. (Parte experimentada ya por dos caminos: el iniciado en la "unidad triple y liviana" y el de las vértebras perforadas en agregación vertical, elementos primarios que por combinación resuelven el organismo de la estatua).
Jorge Oteiza







