8.11.10


Niño zulú dibujando un laberinto como una huella en la arena.

Metamorfoseada en mil formas a la vez inesperadas y plausibles: la redonda huella estirada de los pasaportes y de las fichas de la policía se convierte en rostro, paisaje, nube, colina. Siendo un objeto funcional (nacido del movimiento por el cual pongo mi dedo sobre una hoja de papel para marcar en ella las estrias originales de mi piel), la huella se convierte en forma universal. El significado pasa al rango de significante, un paso que es el camino real de la invención poética.


Roland Barthes, 1976
Territorios de la infancia. Clara Eslava, Isabel Cabanellas