26.5.12


Torso de Mileto, hacia 480-470 adC.


Torso arcaico de Apolo

NUNCA hemos conocido su inaudita cabeza,
en donde maduraban los globos de los ojos.
Mas su torso arde aún, igual que un candelabro
en el que su mirar, aunque esté reducido,

se mantiene y reluce. Si no, la proa del pecho
no podría deslumbrarte, ni en el álabe suave
de las caderas una sonrisa podría ir
al centro que tenía poder de procreación.

Si no, estaría esta piedra desfigurada y corta
bajo el umbral translúcido de los hombros, y no
centellearía como las pieles de las fieras;

tampoco irrumpiría, desde todos sus bordes,
como una estrella: porque no hay aquí ni un lugar
que no te pueda ver. Debes cambiar tu vida.

Rainer Maria Rilke
Nuevos poemas



Hace cuarenta años que vivo con un gran molde de yeso de la estatua argiva Cleobis.
Esta figura, más grande que el tamaño natural, de formas aparentemente rígidas y miembros paralelos, en la que se puede ver la influencia egipcia, es más humana también. Marca el principio del sentimiento griego del que nosotros somos tributarios.
Durante diez años me he paseado alrededor de ella en mijardín. Situada sobre un rincón del césped y rodeada de troncos de árboles era de una gran belleza.
Cuando las lluvias de varios inviernos descompusieron parte de la cabeza y los hombros, la entré en mi taller para no perderla del todo y finalmente la traje aquí, a Niza, donde ahora nos encontramos.
No nos hemos separado nunca en cuarenta años, y el gran interés que tengo por ella no hace sino aumentar.
Recientemente, durante una noche de insomnio, hundido en mi sillón, me sorprendí contemplándola inconscientemente en el silencio de la noche que, sin duda, contribuía a aproximarnos. Como cada vez que me paraba de forma involuntaria delante de esta estatua de yeso, reveladora de tantos tesoros, sus cualidades excepcionales me atraparon de nuevo. No me reveló nuevas maravillas, pero los antiguos descubrimientos insistieron con mayor intensidad, mayor profundidad que en nuestros anteriores encuentros.

Acaba de venir a visitarme Le Corbusier.
Al ver mi Adonis argivo me ha dicho: "Déjeme mirar esta maravilla, yo la había dibujado mucho hace diez años."

Henri Matisse
Escritos y opiniones sobre arte



Sin título, 1950. Esteban Vicente


Esteban Vicente: Tal vez sea esta adhesión a lo concreto lo que mi obra tiene de español. La cultura española no se basa en la fantasía sino en la realidad.

Barbara Rose: La literatura española, sobre todo la literatura mística, está llena de visiones y alucinaciones.
E. V.: Ya, ya, pero eso no es fantasía. Las visiones son reales.

B.R.: ¿Quiere usted decir que no son sueños en el sentido del surrealismo francés?
E. V.: No. Recuerde que los franceses son racionalistas, pero los españoles jamás. El español es emotivo. El italiano es fantasioso. Yo pienso que hay un nexo, por algún lado, entre los españoles y los antiguos griegos. Hay algo por ahí.
Creo que el concepto de la imagen viene de los griegos. Piense en Goya. Recuerde que Goya vivía en Madrid durante la época en que los franceses intentaron dominar el mundo con su ejército. Las tropas de Napoleón entraron en Madrid y mataron a las pobres gentes cerca de la casa de Goya. De noche, durante las matanzas, él dibujaba directamente los sucesos. Y esos dibujos no eran fantasía sino realidad. Ésa es la inspiración de los pintores españoles: la realidad, desde Velázquez y Zurbarán hasta Goya. En otros países los grandes pintores han representado asuntos de la mitología griega y romana. En España jamás.

Entrevista a Esteban Vicente. Barbara Rose. Enero 1998.



8 fotogramas de video, otoño 1976. Francesca Woodman.


Estás jugando, sol, conmigo
pero esto no es una danza
tanta desnudez
sangre casi
o un bosque salvaje
entonces-

Yorgos Seferis
Poesía completa 


No es que los griegos sean nuestros clásicos, es que en cierta manera los griegos somos nosotros.

Xabier Zubiri, 1942.