7.12.25

 

Jannis Kounellis. Fondazione Prada, Venice. 2019





–En una entrevista de 1980 con Bruno Corá, decía ser "un poeta silencioso, un pintor ciego y un músico sordo"...

–Es una indicación de radicalidad. Para mí la radicalidad tiene que tener un remanente de armonía... que a veces busco y no encuentro. La lengua, naturalmente, es una empresa colectiva y el proceso para llegar a un estadio de libertad es lingüístico. La cultura española es libertaria dogmática.

–Usted habla de la ideología de un árbol de Friedrich o de Van Gogh. ¿Cómo observa el fin de esa concepción de la realidad que pasa por la materia, los olores, las sombras?

–¿Qué significa el fin de algo? Yo no sé que hacen los demás. No quiero saberlo. Hago lo mío, pienso que el peso de algo es importante. Esto coincide con mi idea de la moralidad. Yo no puedo leer en una pantalla digital. Mi lógica tiene que ver con mi lógica. Lo que yo hago tiene que pasar por un cierto canal... Cuando Brancusi se va de Mónaco a París a pie, no es que no tenga dinero, pero se va a pie. Él tenía un fantasma que lo impulsaba. Muchos artistas no tienen ni una mínima idea del fantasma.

–Y ¿cómo vive con su fantasma?

–No puedo vivir sin el fantasma, puedo vivir sin mis padres pero no sin mi fantasma. Si uno es pintor y no le gustan los fantasmas es estúpido. Hay que sentir que está realmente detrás de las cosas y de las condiciones que las cosas sugieren. El arte tecnológico no produce sombras. Yo nací en una cultura en donde todo tiene sombra. Y no pienso abandonarla.


Entrevista a Jannis Kounellis. Pilar Ribal

El Cultural. 31.1.2008