11.2.12
Cabeza de mujer con sombrero. Georges Seurat.
Para nosotros, todo, salvo la pintura que impregna nuestros pinceles, es en cierto modo intangible. Nuestros análisis, nuestra tradición, nuestro público, nuestros objetivos. Si después de Cézanne hemos creado algo, ha sido eso.
Un buen día. Cada vez estoy más convencido de que mi capacidad de trabajo depende de cómo haya dormido. Mi cabeza trabaja mientras duermo, y al día siguiente, en el proceso mismo del trabajo, recuerdo lo que descubrí por la noche. Una obra es buena cuando reconozco su rostro como resultado de ese encuentro anterior y hasta ese momento olvidado.
En todas las buenas pinturas se mueve un péndulo.
Transformar la profundidad en amplitud.
John Berger
Un pintor de hoy
Quizá fuese aquella noche la ópera hacia la que caminábamos, aquella fuente de luz frente a la cual toda la ciudad irradiaba cambiada, pero quizá fuese sólo un sueño que luego tuve sobre aquel camino, y quizá el recuerdo de ese sueño haya ocupado el lugar antes reservado a lo real.
En la parte final de "Matière et mémoire", Bergson nos enseña que la percepción es función del tiempo. Puede decirse que si viviéramos con más calma, o con otro ritmo, no habría nada "permanente" para nosotros, sino que todo sucedería ante nuestros ojos, todo nos asaltaría de improviso. Pero así es en los sueños justamente. Para entender a fondo los pasajes, sumerjámoslos en la capa onírica más honda, hablemos sobre ellos como si nos hubieran asaltado de improviso. (...) El modo en que las persigue y en el que cae sobre ellas, el cambio que produce sobre todas las piezas esta nueva pieza que aparece: todo esto le muestra sus cosas disueltas en perpetuo flujo, como lo real aparece en los sueños.
El lenguaje del sueño no está entre las palabras, sino bajo ellas. En él las palabras son productos accidentales del sentido, el cual se encuentra en la continuidad sin palabras de un flujo. El sentido se esconde dentro del lenguaje de los sueños a la manera en que lo hace una figura dentro de un dibujo misterioso. Es incluso posible que el origen de los dibujos misteriosos se encuentre en esa dirección: en calidad de estenograma onírico.
Walter Benjamin
Sueños
Sólido/insólito
La obra nunca tiene realidad real. Mientras escribo, hay un más allá de la escritura que me fascina y que, cada vez que me parece alcanzarlo, se me escapa. La obra no es lo que estoy escribiendo sino lo que no acabo de escribir -lo que no llego a decir. Si me detengo y leo lo que he escrito, aparece de nuevo el hueco: bajo lo dicho está siempre lo no dicho. La escritura reposa en una ausencia, las palabras recubren un agujero. De una y otra manera, la obra adolece de irrealidad. Todas las obras, sin excluir a las más perfectas, son el presentimiento o el borrador de otra obra, la real, jamás escrita.
La solidez de una obra es su forma. Los ecos y las correspondencias entre los elementos que la componen configuran una coherencia visible que se despliega ante los ojos y la mente como un todo: una presencia. Pero la forma está construida sobre un abismo. Lo no dicho es el tejido del lenguaje. La forma es una arquitectura de palabras que, al reflejarse unas en otras, revelan el reverso del lenguaje: la no-significación. La forma es una máscara que no oculta sino que revela. La obra no dice lo que dice y dice lo que no dice. Lo dice independientemente de lo que quiso decir el autor y de lo que ella misma, en apariencia, dice. La obra no dice lo que dice: siempre dice otra cosa. La misma cosa.
(...)
Octavio Paz
Excursión/Incursiones