14.7.23

 

Imágenes de Bill Brandt




Este é o tempo de não acabar.

Mas não um tempo inacabado.

Este é um tempo completo

em que tudo está inacabado.


Esta voz incerta como uma ruína.

(Mas as ruínas petrificam o incerto. Tornam-no exacto.)

Descobre-se o canto:

Orfeu, no abismo de cada passo.


Escrever: até ao irrecuperável (irremediável):

Escrever até à incerteza: o início.


A morte é um olhar

que não te pertenece.







É um abrigo essa pedra que a mão expõe. Reencontrará outra pedra mas não perderá a sua nitidez. E, assim, pedra a pedra, se faz a mão. Vazia.


Fingem, as palavras: uma casa é uma casa, um medronheiro é um medronheiro, uma montanha é uma montanha, uma rosa é uma rosa. Esa neutralidade apazigua: é um quarto de hotel: entra-se nele como se se acabasse de nascer. Tudo é estável. Não há sequer a ameaça de uma recordação nem a imprevisibilidade do futuro: estamos num presente sólido: a janela dá para o parque, os pombos voam pela primeira vez, as crianças chamam pela primerira vez, o homem de fato de treino corre pela primeira vez. Como num filme, tudo se põe em movimento à voz do realizador: acção.


Há um olhar película e um olhar raiz: a luz da película é a transparència; a luz da raiz, a profundidade: a raiz atravessa até ao fundo incandescente: a película.


Encontrar a palavra que uma palavra esconde, uma palavra tornada frágil por outra palavra. Escrever: um percurso de fragilização.

Denunciar, isto é, destruir, imobilizar, entre dois pontos, duas vírgulas, dois espaços em branco, dois espaços brancos, dois espelhos.

A violência da linguagem é inseparável da violência sobre a linguagem.







Desenhando o labirinto de um espaço vazio. O espaço interminável de uma parede. Que se estende em todas a direcções, que empurra, que afasta o suficiente para esmagar.


Um rio sem meandros, este, apertado entre amieiros, como a linha recta se um pássaro.


Era um nome. Que foi ganhando os contornos de um rosto. impreciso. De um corpo feito de muitos corpos: a exatidão de um amontoado. O princípio de um vulto. Medonho, quando à noite e chamava. Animal dócil, pronto a ser abatido. L´abattoir, lembras-te?, essa obstinada (luminosa?) construção do abandono. Até se conseguir. Até conseguirmos o abandono completo: o vulvo definitivo. Que antecede qualquer chegada. Que é o resíduo de qualquer partida.







Um corpo torna outra qualquer palavra, torna-se o corpo (outro?) de cada palavra, torna-se outro nessa palavra. Torna-se. O outro. Mortal? Transfigurado

:

A voz reabre

a ferida.

Do encontro.


Os olhos na sua contínua destruição vêem a luz.

São os olhos destruídos, a luz?

são os olhos a destruição da luz?


Rui Nunes

A margem de um livro









Este es el tiempo de no acabar.

Pero no un tiempo inacabado.

Este es un tiempo completo

en el que todo está inacabado.


Esta voz incierta como una ruina.

(Pero las ruinas petrifican lo incierto. Lo vuelven exacto).

Se descubre el canto:

Orfeo, en el abismo de cada paso.


Escribir: hasta lo irrecuperable (irremediable):

Escribir hasta la incertidumbre: el inicio.


La muerte es una mirada

que no te pertenece.







Es un refugio esa piedra que la mano expone. Reencontrará otra piedra pero no perderá su nitidez. Y así, piedra a piedra, se hace la mano. Vacía.


Las palabras fingen: una casa es una casa, un madroño es un madroño, una montaña es una montaña, una rosa es una rosa. Esta neutralidad apacigua: es una habitación de hotel: entras en ella como si acabaras de nacer. Todo es estable. Ni siquiera existe la amenaza de un recuerdo o la imprevisibilidad del futuro: estamos en un presente sólido: la ventana da al parque, las palomas vuelan por primera vez, los niños llaman por primera vez, el hombre del chándal corre por primera vez. Como en una película, todo se pone en marcha con la voz del director: la acción.


Hay una mirada película y una mirada raíz: la luz de la película es transparencia; la luz de la raíz, profundidad: la raíz atraviesa hasta el fondo incandescente: la película.







Encontrar la palabra que una palabra esconde, una palabra vuelta frágil por otra palabra. Escribir: un viaje de fragilización.

Denunciar, esto es, destruir, inmovilizar, entre dos puntos, dos comas, dos espacios en blanco, dos espejos.

La violencia del lenguaje es inseparable de la violencia sobre el lenguaje.


Dibujar el laberinto de un espacio vacío. El espacio interminable de una pared. Que se extiende en todas direcciones, que empuja, que se aleja lo justo para aplastar.


Un río sin meandros, éste, apretado entre alisos, como la línea recta de un pájaro.







Era un nombre. Que fue ganando los contornos de un rostro. Impreciso. De un cuerpo hecho de muchos cuerpos: la exactitud de un amontonamiento. El comienzo de una figura. Espantosa, cuando la noche la llamaba. Un animal dócil, listo para ser abatido. L'abattoir, recuerde, esa obstinada (¿luminosa?) construcción del abandono. Hasta que se consiguió. Hasta conseguir el abandono total: el bulbo definitivo. Que precede a cualquier llegada. Que es el residuo de cualquier partida.


Un cuerpo se convierte en cualquier otra palabra, se convierte en el cuerpo (¿otro?) de cada palabra, se convierte en otro en esa palabra. Se convierte. El otro. ¿Mortal? Transfigurado

:

La voz se reabre

la herida.

Del encuentro.


Los ojos en su continua destrucción ven la luz.

¿Son los ojos destruidos, la luz?

¿Son los ojos la destrucción de la luz?


Rui Nunes

El margen de un libro