Cuando percibo una silla, seria absurdo decir que la silla esta en mi percepción. Según la terminologia que hemos adoptado, la percepción es una determinada conciencia, y la silla es el objeto de esta conciencia. Ahora cierro los ojos y produzco la imagen de la silla que acabo de percibir. Al darse ahora la silla como imagen tampoco entraria --lo mismo que antes-- en la conciencia. Una imagen de silla no es, no puede ser una silla. En realidad, perciba yo esta silla de paja en la que estoy sentado, o la imagine, no deja de estar fuera de la conciencia. En ambos casos esta ahí, en el espacio, en esta habitación, frente a la mesa. Ahora bien es, ante todo, lo que nos enseña la reflexión, perciba yo o imagine esta silla, el objeto de mi percepción y el de mi imagen son idénticos: es esta silla de paja en la que estoy sentado. Simplemente, la conciencia se refiere a esta misma silla de dos maneras diferentes. En ambos casos se trata de la silla en su individualidad concreta, en su corporeidad. Solo que en uno de los casos la silla esta "encontrada" por la conciencia; en el otro, no lo esta. Pero la silla no esta en la conciencia. Ni siquiera en imagen. No se trata de un simulacro de silla, que habría penetrado de pronto en la conciencia y que no tendría mas que una relación "extrínseca" con la silla existente; se trata de determinado tipo de conciencia, es decir, de una organización sintética directamente relacionada con la silla existente y cuya intima esencia consiste precisamente en relacionarse de tal o cual manera con la silla existente.
¿Y que es exactamente la imagen? Evidentemente, no es la silla; de una manera general, el objeto de la imagen no es imagen a su vez. ¿Diremos que la imagen es la organización sintética total, la conciencia? Pero esta conciencia es una naturaleza actual y concreta, que existe en sí, por sí y que siempre se podrá entregar sin intermediario a la reflexión. La palabra imagen no podría, pues, designar mas que la relación de la conciencia con el objeto; dicho en otras palabras, es una manera determinada que tiene el objeto de aparecer a la conciencia, o, si se prefiere, una determinada manera que tiene la conciencia de darse un objeto. A decir verdad, la expresión de imagen mental se presta a confusión. Más valdría decir "conciencia de Pedro-en-imagen" o "conciencia imaginante de Pedro". Como la palabra "imagen" cuenta con una larga hoja de servicios, no la podemos desechar completamente. Pero, para evitar toda ambigüedad, recordemos aqui que una imagen no es mas que una relación. La conciencia imaginante que tengo de Pedro no es conciencia de la imagen de Pedro: Pedro esta alcanzado directamente, mi atención no esta dirigida a una imagen, sino a un objeto.
En la trama de los actos sintéticos de la conciencia aparecen, pues, por momentos determinadas estructuras que llamaremos conciencias imaginantes. Nacen, se desarrollan y desaparecen según unas leyes que les son propias y que no vamos a tratar de determinar. Y seria un grave error confundir esta vida de la conciencia imaginante que dura, se organiza, se desagrega, con la del objeto de esta conciencia que, mientras tanto, puede seguir siendo inmutable.
Sarte, Jean Paul
Lo imaginario
Psicología Fenomenológica de la Imaginación
Ed.Losada S.A. Buenos Aires, 1964