8.1.25

 

Fotografía: César Barrio





um nome separa

sempre vi o teu rosto separado das minhas mãos, e nunca consegui preencher esse espaço, somente pressentir-lhe o calor, esquecido de que to dera,

todos os meus gestos têm uma raiz no esquecimento,

tudo o que sobrevive tem a raiz no esquecimento :

sombra dolorida onde o passado se concentra até se tornar insuportável e fazer-se coisa, nome que procurará uma boca para continuar : o mesmo som, a mesma voz errante,

cada nome leva em si uns lábios como a sua vida : às vezes decresce e torna-se um segredo, uma confissão, otras vezes desdobra-se e enche a vereda, as silvas, as fragas, os arados, os passos; às vezes pára na árvore e a árvore estremece, outras vezes pára no voo e torna-o vertiginoso; ás vezes é seta, bala, o vento refulgente, as estátuas de sal, outras vezes debruça-se para mim e abre-se na face que não suspeitei amar,

às vezes o som e a luz tornam-se rigorosos e desenham um rosto, e eu dou um nome a esse rosto,

chama-se tempo a essa nomeação chama-se morte,

porque um rosto vive de não poder ser dito, de nele não se fixar uma soletração, um mexer de lábios,

ama-se enquanto um nome permanece esquecido,

morre-se quando se diz o nome o tempo a doença,

um nome separa : de um lado a luz do outro as trevas,

um nome separa um corpo da sua sombra,

liberta as sombras, dá-lhes um reino, exila nele Eurídice,

tira aos corpos as raízes,

o teu corpo, por exemplo, vi-o sempre a amachucar a sua sombra, pleno do dia que te apagava a história, a escondia como uma crueldade,

quem nos ama é o nosso carrasco,

deixemos a voz que nos procura perder-se no mundo sem nos encontrar : ela transporta o veneno : o do segredo que se volta para a ausência de espelho,

o terror vai surgir quando a voz se desdobrar pelas coisas, contra as coisas, em coisas, e alguém disser :

é bom.


Rui Nunes

Ouve-se sempre a distância numa voz



un nombre separa
siempre he visto tu rostro separado de mis manos, y nunca he podido ocupar ese espacio, solo presentir su calor, olvidando que te lo diera,
todos mis gestos tiene su raíz en el olvido,
todo lo que sobrevive tiene su raíz en el olvido:
sombra dolorida donde el pasado se concentra hasta hacerse insoportable y convertirse en cosa, nombre que buscará una boca para continuar : el mismo sonido, la misma voz errante,
cada nombre lleva en sí unos labios como su vida: a veces decrece y se convierte en un secreto, una confesión, otras veces se despliega y llena el camino, las zarzas, los riscos, los arados, los pasos; a veces se detiene en el árbol y el árbol se estremece, otras veces se detiene en el vuelo y lo vuelve vertiginoso; a veces es una flecha, una bala, el viento resplandeciente, las estatuas de sal, otras veces se inclina hacia mí y se abre al rostro que no sospechaba amar,
a veces el sonido y la luz se vuelven rigurosos y dibujan un rostro, y yo le doy un nombre a ese rostro,
se llama tiempo a este nombrar se llama muerte,
porque un rostro vive de no poder ser dicho, de que en él no se fije el deletrear, un mover de los labios,
se le ama mientras un nombre permanece olvidado,
se muere cuando se dice el nombre, el tiempo, la enfermedad,
un nombre separa: de un lado la luz, del otro la oscuridad,
un nombre separa un cuerpo de su sombra,
libera las sombras, les da un reino, exilia en él a Eurídice,
saca las raíces de los cuerpos,
tu cuerpo, por ejemplo, lo vi siempre arrugando su sombra, lleno del día que borró tu historia, la escondía como una crueldad,
el que nos ama es nuestro verdugo,
dejemos que la voz que nos busca se pierda en el mundo sin encontrarnos: ella transporta el veneno: el del secreto que se convierte en ausencia de espejo,
el terror surgirá cuando la voz se despliegue a través de las cosas, contra las cosas, en las cosas, y alguien diga :
es bueno.


Rui Nunes

Se oye siempre la distancia en una voz